Se veía frágil, pálida, inofensiva
testigo silente de
algunas de mis comidas germánicas
confieso que no le
hacía mucho caso
a pesar que buscaba
ser el centro de atención de aquella estancia.
Pasaron pocas
semanas hasta que me acusó
se dibujó un hoyo
en el centro, que no pasaba desapercibido,
quizás unos 8 x 5 x
4 milímetros;
tal vez exagero al
ser tan descriptiva,
pero allí lo veía
gigante, en aquella planicie de fibras de lo que en otrora fue un
gran árbol.
Sabía que me
acusaría, y había esperado pacientemente ese momento.
Y llegó ese día...
allí me encontré en el estrado, sin abogado, y ningún discurso a
qué aferrarme… con todas las palabras en mi cerebro e incapaz de
hilar coherentemente un discurso entendible.
Fue imposible
defenderme y asumí mi condena.
En los días
siguientes trabajé en el hoyo y lo desaparecí,
tal vez buscaba la
redención…
Fue una operación
casi quirúrgica
que parecía que
nunca se lo hubiera hecho.
Fui feliz...
Pasaron los días y
la miraba de reojo para que no se percatara de mi presencia,
pero no sabía que
tramaba un plan…
Fui inocente...
Y fue una mañana
cuando amaneció con unas marcas, así como si hubiera sido la
víctima de una pelea a traición.
Nuevamente me acusó,
sus rasguños en todas partes fueron mas evidentes
segura de mi
inocencia, ni le hice caso
entraba y salía
rápido de su presencia.
Pero igual fui a
prisión...
grité mil veces
grité mil veces
y sus ojos sedientos de venganza hollaron lo más hondo de mí.
...Ya lo ha
conseguido...
...le tengo miedo….
No hay comentarios:
Publicar un comentario