Te escribo en el
vidrio de la ventana
que suena al
despertar el alba.
Te escribo en la
muchedumbre de ese tren
atiborrado de
sueños.
Te escribo en mis
tardes de afán
entre uno y otro
vericueto citadino.
Te escribo en mis noches de miedo
cuando tomo, el que se supone
es el último bus a mi aposento.Te escribo en ese fin de semana
que sucumbo al
llenarme de verde altura y
gran horizonte
marino.
Pienso que te
escribo pero
inexorablemente soy
el libro
que llena sus
páginas con tu existencia.
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