domingo, 17 de junio de 2018

Parada


Ahora miro al oeste,
mis ojos buscan lo mismo
que ese puñado de gente,
en aquel hosco lugar
que sirve como nodo
para conectarme con mis deberes.

Mis movimientos son lentos;
me domina la quietud
que mueve esa espera.

Improviso asientos y tiempos
para mi deuda con la lectura.

Me lleno de pueblo, soy pueblo
y descubro andanzas que vehiculan
nuestra existencia.

Recuerdos



A veces guardo bajo llave mis ideas
y se pierden en ese habitáculo
donde jamás puedo rescatarlas.

Solo sé que algo estuvo allí,
atesorado en la transparencia de mi ser,
cuando es evocado por silentes presencias

Esas, que construyen urdimbres
en el tramado de mi vida.

PUM



Ni siquiera es la bala, ese metal forjado para hacer daño.

Ni siquiera es el dedo, masa de huesos y piel, tentáculos para la existencia.

Ni siquiera es el cerebro, máquina capaz de controlar acciones de ese templo.

Tal vez es esa pizca, ese instante, un reflejo de no sé qué,
que se cierne en un tiempo – espacio no predeterminado.

Trabajo en el campo



Recorrimos vientos
contorneados por reconfortables olas,
acicalando, una y otra vez,
el manto fértil que bañaba los ojos.

Texturizamos paisajes,
que ávidamente sorprenden
a quienes la rutina le carcome la vida.

Impregnamos escenarios,
acompasados por el tenue pulso
de la floración de enero.

Pespunteamos retazos,
para el fragmentario manto
de los recuerdos.

Volamos sin son, ni ton;
atesorando sonrisas
para evocar en esos momentos
donde la circunspección
cerque el habitáculo del alma.


A tu interés


El amor sublime, el amor real
escapa a toda ímpetu de lo banal
Y el interés que muestras, evoca ciertas musas
que miran azarosas queriendo pernoctar.

Se fueron los pesares, se van por un buen tiempo
quedando un recorrido que inspira a transitar
al campo, la montaña; al cielo presuroso
al mar con las estelas, en su serenidad.

Un día viene pronto, le siguen muchos más
con minutos airosos que te hacen recordar.
Y más pudo el sentir tan lleno de deseos
que en todo lo que piensas está tu otredad.

El interés nacido de esos pequeños actos
ha cimentado un lecho que avanza sin parar;
que el amor que prodigas en cada verso escrito
se acumula en un sitio guardado en un lugar.

Que le tenía en reservas a tiempos borrascosos;
así que piensa un poco antes de tu accionar
pues vivo intensamente cada locuaz momento
y eso me da derecho a hacerte reaccionar.

Sin palabras


Deja que el respiro circunde el momento,
deja que la pausa corra a toda prisa,
deja que tu estancia atrape mi aliento;
calla la mirada, deja todo el calma.

Piensa en esa risa, breve y picarona
la que es evocada con la ingenuidad,
ponle un paraban de azules y verdes
con cierta cadencia de sonoridad.

Mira las estrellas que caen serenas,
cuando las contemplas en día especial;
palpa todo eso, texturiza el alma,
deja que se irrumpa la serenidad.

Y cuando te sorprenda ese susto tonto
porque este día quiere ya pasar,
ve hacia la ventana en la noche quieta
y llévate la luna, esa que me has dado
en varios momentos de dulce pensar.

Llévatela un rato para que percibas
como la he impregnado de mi soledad,
escudriña un poco, ve las otras cosas,
incompletos surcos susurrando están.

Estira el momento y devuélvela pronto
que hay otros amantes queriéndola usar.

Ella

 Se veía frágil, pálida, inofensiva testigo silente de algunas de mis comidas germánicas confieso que no le hacía mucho caso a p...